
Homenaje de las familias a la Madre del Valle
“Que cada familia sea esa pequeña ‘Iglesia doméstica’ de puertas abiertas que sale presurosa al encuentro de otras familias, forjando así el espíritu de una Iglesia en salida, sinodal y misericordiosa”, dijo el Obispo.
Durante la noche del sábado 7 de diciembre, último día de la Novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje las familias, Pastoral Familiar, grupo Renacer y Familiares de Víctimas de Accidentes de Tránsito Catamarca (Faviatca). Se rezó de modo especial por los enfermos y hermanos fallecidos.
La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč y concelebrada por los padres Ramón Carabajal, Luis Páez y Héctor Moreno, en un templo desbordado de devotos y peregrinos.
En su homilía, el Obispo dio la bienvenida a los alumbrantes y pidió “que la Virgen Santa los cobije bajo su manto y los haga activos promotores del amor y la unidad familiar”.
“Para esta jornada que termina se nos propuso que tomemos mayor conciencia de que somos peregrinos de esperanza y prepararnos así para vivir el Año Jubilar 2025 con verdadero espíritu penitencial, de manera que lleguemos a una profunda y duradera reconciliación con Dios y como sociedad, eliminando tantas grietas que nos distancian, afirmó acerca de la temática del día.
Tras su reflexión sobre la figura Juan, el Bautista, propuesta para esta semana de Adviento, convocó a las familias “a que se comprometan a hacer un verdadero adviento de sus vidas. Renueven sus hogares con la oración, la penitencia, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, la recepción de los sacramentos, la cercanía con los más necesitados, el cuidado de los ancianos y enfermos y el cumplimiento de los propios deberes con dedicación y excelencia. De esta manera, Jesús volverá a nacer en ustedes y por ustedes en la sociedad toda”.
“Por favor -continuó-, no tengan miedo de apagar sus televisores y celulares para hacer ese espacio de desierto que les posibilitará escuchar al Espíritu Santo que hará surgir ríos de agua viva que las hará virtuosas a la hora de cultivar los valores evangélicos de la solidaridad, el amor, la unidad, el diálogo, el respeto, la amistad, la fecundidad, el testimonio, el cuidado de la vida y la paz”.
Dirigiéndose a la Virgen, rogó: “Ayúdanos a ser un verdadero hogar abierto a Dios y a los necesitados. Que el amor y el cuidado de la vida, de toda vida humana, sea el distintivo de cada familia catamarqueña, a ejemplo tuyo y de José”.
“Que cada familia sea una verdadera escuela de amor, de oración, de respeto, de diálogo, de unidad, de perdón, de conocimiento de Dios, de cuidado de la naturaleza, de servicio, de compromiso ciudadano, de justicia, de trabajo, de libertad, de verdad, de alegría y de paz”.
“Que cada familia sea ‘discípula-misionera’ del amor Trinitario, dando testimonio de este misterio, a ejemplo del cual vive y que lo anuncia con hechos y palabras, siendo una comunión de vida y amor a través de las saludables relaciones interpersonales de sus miembros”, imploró.
También pidió “que cada familia sea esa pequeña ‘Iglesia doméstica’ de puertas abiertas que sale presurosa al encuentro de otras familias, forjando así el espíritu de una Iglesia en salida, sinodal y misericordiosa”.
Los alumbrantes participaron en los distintos momentos de la ceremonia litúrgica y hacia el final se consagraron a la Madre del Valle y la alabaron con el canto.